Persona ordenada con ascendente caótico
Ayer hice macarrones con salsa boloñesa para mis padres, algo que no suele pasar porque normalmente no me siento nada segura cocinando para otros. Creo que es porque tiendo bastante a la improvisación y a desviarme de las recetas: casi nunca peso la comida (solo para bizcochos, para eso sí), sustituyo un poco a lo loco ingredientes si me encuentro con que falta alguno (porque cocino por impulso, no planeo y compro antes) y en general soy un poco chapuzas.
El resultado es casi siempre comestible, pero también algo inesperado. No soy de las cocineras que improvisan porque tienen un control total sobre la cocina y son capaces de moverse por ella siguiendo su intuición. Improviso más por vagancia y un poco porque me hace gracia. A mí no me importa comerme mis experimentos culinarios con todas sus consecuencias, pero ofrecérselos a otros me parece más arriesgado.
(Ayer, por cierto, fue un éxito).
Pensaba hace un rato en eso, en que me gusta bastante y me divierte improvisar en muchos aspectos de mi vida, pero solo cuando soy yo quien lo decide. Cuando el cambio de planes viene desde fuera, me descoloca y —si es porque otra persona ha cambiado de opinión y me ha roto MI plan— me enfada. ¿Dónde entran estas variables en los test de personalidad? ¿Puedo seguir siendo empática aunque me molesten las decisiones que otros toman y que afectan a mi pequeño esquema mental? (Nunca me enfadaré con alguien por eso, solo maldeciré un rato desde el sofá). Mi cuadrícula y mis planes los rompo yo día tras día porque me encanta planificar cosas que luego decido no hacer, pero no me quites ese control.
A esa planificación con tendencia a la improvisación le sumo otro de los rasgos de mi personalidad que nunca he leído en los resultados de un test: orden con tendencia al caos. Esto significa que funciono mucho mejor cuando mi espacio está ordenado, pero siempre llego al caos antes de mirar a mi alrededor horrorizada y ponerlo todo en su sitio. Suelo hablar de esto como si fuese en realidad mi signo del zodiaco, soy «orden con ascendente caótico» (o quizá «caos con ascendente ordenado»). Y tiene sentido, porque la mayor parte de los test de personalidad (pienso en ti, Myers-Briggs) tienen tanta validez científica como la astrología.
Funcionan porque, como en el horóscopo, nos encanta reconocernos y definirnos, decir yo soy así, soy muy cáncer porque soy casera y sensible y soñadora y soy claramente INFP porque soy «poética, amable y altruista». Las cosas que no coinciden las pasamos por alto o las leemos como señal de que somos más especiales todavía: ¡ni ese test que utilizan o utilizaban en las entrevistas de trabajo de Google me puede definir por completo!
(No lo voy a explicar aquí, pero que el famoso indicador de personalidad de Myers-Briggs (MBTI) es ficción está bastante documentado, empezando por que la revista científica en la que se basan casi todos los estudios que apoyan el tema es propiedad del Center of Applications of Psychological Type, fundado por las creadoras del MBTI. Casualidad, claro. Este vídeo lo explica muy bien, aunque está en inglés).
En general, estas cosas me enfadan un poco cuando se salen de su evidente utilidad para el entretenimiento y se intenta que sean algo más. A mí me gusta mucho leer el horóscopo y hacer test de personalidad, pero no me los creo y nunca pagaría por un libro que me explique cómo ser más feliz siendo cáncer y no me gustaría que un futuro empleador decidiera si darme o no trabajo según mi «indicador de personalidad». Al igual que podría ir por ahí diciendo que soy una persona altamente sensible (PAS), esa moda de los últimos años. Encajo en todo, pero eso no me impide ver que hay muchas ganas de vender libros detrás.
Mientras no haya también libros para personas altamente insensibles (pero, claro, a ver quién se reconoce ahí) que no cuenten conmigo. No estoy negando que haya personas más sensibles que otras (insisto, el test, que es un poco de risa, me da que sí), solo en contra de la mercantilización de algo que nos dice que sí, que somos especiales e incomprendidos, y nos da palmaditas en la espalda mientras nos recomienda un coach que nos pueda ayudar.
(Dicho esto, si alguna editorial quiere que escriba un libro sobre las personas ordenadas con ascendente caótico, sobre lo creativas y empáticas y únicas que somos, estoy abierta a propuestas. También os puedo contar cómo hacer mi salsa boloñesa —no apta para italianos— basada en el ojímetro).