Qué hacer durante una resonancia magnética
Mi plan era escribir esto el sábado dentro de la máquina, pero no me dio tiempo porque me entretuve con otras cosas y, cuando iba a empezar, se abrió la puerta y me sacaron del tubo. Quizá haber logrado procrastinar mientras me hacen una resonancia magnética sea un paso más de la evolución que nos llevará irremediablemente a la extinción.
Podría también leerlo al revés: intentar hacer algo útil mientras te leen el cerebro en una máquina ruidosa es una señal clara de que la cultura de la productividad nos está convirtiendo en seres obsesionados con trabajar a todas horas (lo que nos llevará también a extinguirnos). Pero no es así: esto lo lee muy poca gente, lo hago por puro placer y, lo más importante, quería escribir mientras me hacían la resonancia porque en verano descubrí que es una forma fantástica de pasar el tiempo en la máquina.
«¿Escribir? ¿Cómo que escribir?». Primera aclaración necesaria: para mí —y para mucha gente que escribe— escribir no es solo esto que estoy haciendo ahora, teclear o dibujar letras en un papel. Empieza antes, en la cabeza, lejos del soporte material o virtual. Pienso frases, las repito, las encadeno. Cuando llego al ordenador o al papel, muchas veces ya me sé partes de lo que voy a escribir de memoria.
La segunda aclaración tiene que ver con la capacidad de las resonancias magnéticas de alargar el tiempo. Estás ahí, inmóvil, mientras escuchas sonidos de lo más variado y estruendoso y un dolorcillo de cuello te hace arrepentirte de no haber ajustado mejor tu postura al entrar (ahora no puedes, moverse está prohibido, ¡moverse puede provocar que lo tengan que repetir todo!) y piensas en que esto no te pasaba en las resonancias de tu juventud. Hay gente a la que admiro mucho que se duerme, pero yo solo puedo pensar en cuánto falta, cuánto falta, cuánto falta. No tengo claustrofobia y nunca he apretado el botón del pánico que te dan, pero lo único que quiero es salir de ahí. Por supuesto, la experiencia se hace eterna.
Es entonces cuando entran en acción los métodos de distraer al cerebro para que todo pase más rápido. Mi preferido, ese que recuerdo usar desde mis primeras resonancias de adolescente, es cantar. Como escribir, ocurre solo en mi cabeza. El objetivo es medir el tiempo a través de canciones, así que escojo un disco que me sepa de pe a pa, le doy al play (mental) y lo repaso tema a tema. Mis grandes hits de la máquina, por eso de ser también los grandes hits de mi vida, son Marchin’ Already de Ocean Colour Scene y If You’re Feeling Sinister de Belle and Sebastian. Si la resonancia es solo de cerebro, llego solo hasta The Fox in the Snow o Get Blown Away. Si es también de columna, acabo los discos.
El método no es infalible y en los últimos años lo he compaginado con otros pasatiempos. El clásico de la meditación de concentrarme en la respiración. Contar hacia atrás desde 10 000. El sábado me había propuesto contar los distintos ruidos, pero entonces hubo uno que duraba mucho y me aburrí, así que pasé a analizar ese ruido en concreto. Fui también contando hasta 60 para contar los minutos. Cuando me dije «en el siguiente ruido empiezo a escribir», se abrió la puerta y me sacaron del tubo. Solo 16 minutos.
Lo de escribir fue, como decía antes, el gran descubrimiento de la resonancia del verano. Era de las largas, 40 minutos, y me puse a trabajar en mi texto para la newsletter de Verne. Me fui tanto a eso que llaman el flujo que perdí la noción del tiempo y me sorprendió el final casi tanto como a los técnicos les sorprendió que yo dijese «¿ya?» cuando me sacaron. Fantasear también vale y también funciona.
A veces pienso en el experimento ese que descubrió que había mucha gente que prefería las descargas eléctricas a estar en una habitación sin móvil a solas con sus pensamientos 10 minutos. ¿Qué harían en caso de resonancia? Quizá algo útil. Como Charlotte Gainsbourg, que escribió un disco entero inspirada por la experiencia. O a lo mejor descubrirían que estar con sus pensamientos puede ser muy entretenido.
Si alguna vez te han hecho una resonancia, seguro que reconoces los sonidos de esta canción: