Cosas que leí en enero (y cosas que escribí)
Esta es una idea que acabo de tener, así que me siento bastante bien. En realidad es una mezcla de dos cosas, mi primer objetivo, que no os interesaría, y la excusa copiada.
Lo que iba a hacer era un post con mis artículos publicados en enero, no tanto por una cuestión de ego (de verdad que no) como para intentar empezar a hacer un seguimiento de lo que voy publicando por ahí, verlo todo juntito, convencerme de que debería hacer más. Era muy consciente de que igual no es lo más interesante para este blog (¿por qué entonces no llevar el seguimiento en privado? Transparencia total: en mi fuero interno creo que estos enlaces ayudarán al SEO de esos artículos), así que iba a empezar con una disculpa.
Pero después empecé a pensar en las newsletters, que ahora están de moda otra vez, y en cómo las que intento leer (intento porque me suscribo, las olvido, y Gmail no me las enseña) suelen traer una serie de enlaces a artículos interesantes no propios. Y se me encendió la lucecita, que es algo que en un viernes es todo un acontecimiento.
Lo que leí (y me gustó)
El poder delator de las comillas españolas (Elena Álvarez Mellado en eldiario.es). El artículo cuenta cómo se descubrió que un supuesto informe de la CIA era falso: usaba las comillas latinas o españolas, «». Y, de paso, cuenta la historia de las comillas y las variantes que hay por países. Me fascina que justo el falsificador de ese informe fuese una de las cuatro personas que aún usan estas comillas (yo soy otra). O a lo mejor lo hizo a propósito porque era un agente doble.
Hablemos de dinero: ¿cuánto me vas a pagar? (Beatriz Serrano en snif, Buzzfeed España, snif). De por qué solo tenemos persianas en España a por qué eso hace que no hablemos sobre dinero y preguntar cuánto nos van a pagar por un trabajo en una entrevista esté mal visto. «Ya hablaremos», te dicen, como los de «pero ven a ver el piso» (¿visteis qué comillas tan bonitas?). Parece que nadie del lado del empleador concibe que alguien vaya a decir «yo por ese dinero no te voy ni a la entrevista», porque la crisis y todo eso. Echaremos de menos a Buzzfeed España por todo: por los tests de qué croqueta eres y por los artículos serios de este tipo. Los milenials (voy poco a poco adaptándome, no voy a pasar de millennials a mileniales de golpe) somos capaces de hacer ambas cosas.
La crisis de los medios milenials no es porque sean para milenials (Borja Ventura en Yorokobu). Y a colación de lo de Buzzfeed y compañía, este análisis está muy bien. Pero diré que yo, y me consta que mi círculo más cercano, entraba en Buzzfeed (y entro en otros medios) muchas veces a ver qué había, sin redes de por medio. Pero supongo que no éramos suficientes.
“Nacer con un padre viejo es más peligroso que nacer con una madre vieja” (Manuel Ansede en El País). Vaya, vaya. Y lo dicen un genetista islandés y su grupo de investigación, no yo.
Dime qué plataforma de televisión consumes y te diré como eres (Juan Sanguino en Vanity Fair). Yo soy de las que descubrieron a Juan Sanguino gracias a sus crónicas de OT en El País. En este análisis solo le falta el perfil de los que son varias plataformas a la vez y los que van enlazando meses gratis con distintos emails. ¿Que yo he hecho qué? Jamás.
El corector de El Mudno Todai en buelga asta k no le yege la zesta de nabidat y le suban el nómina (Kike García en El Mundo Today). Ay, El Mundo Today <3.
En inglés:
How Millennials Became The Burnout Generation (Anne Helen Petersen en BuzzfeedNews). Es una lectura larga y bastante angustiante porque es muy fácil sentirse identificados en algún punto. Sobre por qué los milenials somos tan eficaces y brillantes para algunas cosas y nos paralizamos ante las más fáciles y normales (¿os he contado que llevo un año sin cortarme el pelo?). La versión en castellano está traducida rara, pero existe. La autora escribió también un artículo de seguimiento con ejemplos de milenials quemados y otro explicando cómo lo había escrito.
Four Best Friends Decided to Share a Tombstone (Opheli Garcia Lawler en The Cut). Una historia muy bonita de cuatro amigas de Toronto que decidieron compartir lápida. En ella solo están sus nombres y la palabra FRIENDS. Compraron la plaza en 1968 y pidieron estar una al lado de otra y no amontonadas. Murieron en 1977, 1993, 1996 y 2006.
A Freelancer and a Full-Timer Debate Whether the Grass Is Actually Greener (Meghan Nesmith en ManRepeller). Ser freelance está guay por lo de la supuesta libertad y todo eso, pero ay, los inconvenientes y la realidad. Hablan de todo eso: la fantasía de ser freelance, la mentira de los trabajos de tus sueños y lo de dejar que nos defina nuestro trabajo. En los comentarios hay también mucho debate.
How Binge-Watching Is Changing the Course of Modern Love (Haley Nahman en ManRepeller). La conclusión parece ser que Netflix mata el sexo.
‘I don’t trust the government to look after me or my dog’: meet the Brexit stockpilers (Sam Wollaston en The Guardian). Reportaje fascinante sobre la gente en el Reino Unido que está llenando sus despensas como si fuesen a tener que vivir en un búnker nuclear unos meses por miedo a las consecuencias del Brexit.
Y lo que publiqué
En Matador:
Las 19 novedadades más sorprendentes de la última actualización del diccionario de la RAE
Los 4 patrimonios de la Unesco actuales (y 4 futuros) que debes visitar en Galicia
En Disquecool:
Otros:
Rodolfo Valentino: cómo un grupo de mujeres creó al primer ‘latin lover’ (en Yorokobu)
Lo mejor contra el frío, un buen baño caliente (La Voz de Galicia)
Los mejores destinos europeos para este año (La Voz de Galicia)
También se publicó el número 2 de la revista Archiletras, en la que colaboro con un reportaje sobre mujeres lingüistas hispanoamericanas: